Ayer pasé el día en el Parque Warner y observé una gestión típica del pensamiento centrado en la economía que domina este siglo y parte del pasado. Por si no sabes de lo que hablo, este pensmiento hace que todo se centre en la economía en lugar de las personas y además tienen la desfachatez de decir que actuando según ese principio las personas se benefician. En efecto, algunos se benefician mucho a costa de reducir la calidad de vida del resto. Y lo peor es que nadie parece notarlo. Nadie se queja.

Pasemos a ver de qué manera este parque, igual que otros, se centra en la economía en detrimento de la comodidad de los visitantes.

1. Lo que más llama la atención son las colas. Colas de hasta una o dos horas. Estamos habituados, pensamos que es porque hay mucha gente y nadie se queja. Pero luego entras en la atracción, esta concretamente un simulador y meten a 20 personas en una habitación donde caben 80. Allí te entretienen un rato tontamente y te pasan a una especie de hangar, donde te hacen formar delante de una puerta supuestamente para subir a una nave. Luego miras a tu alrededor y el hangar es tan enorme que contiene 7 puertas más con su consiguiente nave y el espacio para formar delante. Es decir, mantienen la atracción al mínimo, ahorran energía y empleados. ¿Qué importa que haya una cola de dos horas? Claro, mientras la gente está en esa cola, no pueden acceder a otra atracción, lo que supone un ahorro de energía y mantenimiento añadido.

2. Atracciones con horarios de funcionamiento. ¿Pero dónde se ha visto esto? Que quieres subir a la lanzadera, hay pases a las 12:00 a las 13:00 a las 17:00 y a las 18:00. Otras sólo abren por la tarde y otras por la noche. No sólo tienes que volver a la zona, sino que tienes que planificar tu visita con la considerable pérdida de tiempo.

3. Atracciones cerradas. Pues sí, durante mi visita encontré varias cerradas, entre ellas Wild Wild West. Lo mejor es que no te dan información, ni al comprar la entrada ni en carteles.

4. Entrada correcaminos. Esto es el colmo. Pagando 15 euros más, te dejan colarte en todas las atracciones, haya la cola que haya. Que tú llevas una hora al sol esperando, no importa, llega uno con esa pulserita y lo cuelan, lo que hace que en ocasiones pasen cinco personas de tu cola y 15 de los correcaminos, alargándose la espera aún más. Para todo hay clases.

La impresión que me dió es que pagas una pasta al entrar, que vas perdiendo conforme gastas tu tiempo en colas y vueltas innecesarias por el parque. Para la empresa muy bien, porque literalmente te quitan tu tiempo, un tiempo que tú has pagado, se ahorran en empleados, mantenimiento y energía. Y a los clientes que nos den.

Más claro, el agua.